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Ansiedad e infertilidad: ¿cómo se relacionan?

Ansiedad e infertilidad: ¿cómo se relacionan?

Para las parejas que aspiran a ser padres, el período de espera desde la decisión de concebir hasta que se produce el embarazo puede ser largo. Las presiones, ya sean internas, familiares o sociales, pueden volverse abrumadoras. El malestar aumenta cuando surgen sospechas sobre posibles problemas o dificultades. Sin embargo, comprender la relación entre ansiedad e infertilidad puede ayudar a comprender los desafíos que enfrentan.

Todos sabemos que mantener la calma, la positividad y afrontar el viaje hacia el embarazo sin presiones es la mejor manera de lograr el objetivo. Sin embargo, es posible que no siempre seamos conscientes del impacto significativo que el estrés puede tener en la fertilidad.

En un pequeño porcentaje de casos, el estrés es el único o principal factor que impide la concepción y, en muchos otros, hace que la concepción sea menos probable. ¿Pero por qué sucede esto?

El estrés y la ansiedad afectan la fertilidad

Aunque los separamos conceptualmente, el cuerpo y la mente están estrechamente conectados y se comunican constantemente. El estrés reduce las posibilidades de que una mujer quede embarazada. Este fenómeno es evidente en situaciones de guerra o escasez, donde las tasas de fertilidad y natalidad disminuyen significativamente por razones evolutivas.

Sin embargo, incluso si no se enfrenta a un evento crítico que ponga en peligro su seguridad o supervivencia, vivir con altos niveles de ansiedad puede desencadenar los mismos mecanismos. Por tanto, la ansiedad y la infertilidad están interconectadas de diversas maneras.

  1. Falta de libido y bajo deseo sexual:

    • Uno de los primeros signos perceptibles que afectan la relación de pareja es la falta de deseo sexual. La ausencia de deseo sexual puede tener su origen tanto desde una perspectiva biológica como psicológica.
    • Cuando uno o ambos miembros de la pareja experimentan ansiedad, se producen alteraciones hormonales que afectan la libido.
    • La secreción de cortisol (la hormona del estrés) reduce o inhibe el deseo sexual e impide los orgasmos, lo que provoca una disminución de la frecuencia de los encuentros sexuales.
    • La presión sobre las relaciones sexuales al intentar concebir puede hacerlas excesivamente mecánicas, programadas y menos espontáneas, llegando a ser, en última instancia, menos placenteras.
  2. Disfunciones sexuales:

    • El estrés (tanto agudo como crónico) puede provocar disfunciones sexuales tanto en hombres como en mujeres, exacerbadas por el énfasis social en la concepción.
    • A medida que surgen estas dificultades para mantener las relaciones, la atmósfera emocional en la pareja se vuelve hostil y negativa, aumentando los sentimientos de ansiedad e incomodidad, perpetuando estos problemas que surgen.
  3. Reducción de la posibilidad de concepción:

    • Fisiológicamente, la ansiedad afecta al sistema neuroendocrino. El estrés provoca la liberación de altos niveles de adrenalina y cortisol de las glándulas suprarrenales, lo que afecta el funcionamiento adecuado del hipotálamo y la glándula pituitaria.
    • La glándula pituitaria regula las hormonas implicadas en el ciclo ovulatorio y, como resultado, las mujeres pueden experimentar menstruaciones muy irregulares o no ovular en absoluto.
    • Las investigaciones han descubierto que las mujeres con biomarcadores elevados de estrés y ansiedad reducen sus posibilidades de concepción natural en casi un 30%.
    • En los hombres, la ansiedad y el estrés impactan negativamente en el líquido seminal, lo que resulta en una menor eyaculación de semen y una menor concentración y cantidad de espermatozoides. Si ambos socios se encuentran en este estado emocional negativo, el proceso puede volverse más complicado.
  4. Dificultades de implantación y mayor riesgo de aborto espontáneo:

    • Incluso si se ha producido la ovulación, el estrés y la ansiedad pueden provocar problemas de implantación, impidiendo la continuación del proceso.
    • También aumentan el riesgo de aborto espontáneo debido a la liberación de sustancias inflamatorias que afectan al útero.
  5. Abandono de Tratamientos de Reproducción Asistida:

    • La relación entre ansiedad e infertilidad es bidireccional. Las parejas que se enfrentan a un diagnóstico de infertilidad deben afrontar intensas emociones negativas que tienen un impacto significativo tanto a nivel personal como en la relación.
    • Someterse a procedimientos médicos, enfrentar la incertidumbre y las posibles decepciones crean presión y tensión. Muchas mujeres deciden abandonar los tratamientos de reproducción asistida antes de lograr el embarazo. Por lo tanto, contar con el apoyo adecuado durante el proceso es crucial.

Ansiedad e infertilidad: cómo controlar los efectos

En conclusión, gestionar el estrés y la ansiedad es crucial a la hora de buscar el embarazo, no sólo para lograr el objetivo sino también para vivir el proceso de forma más placentera. Identificar las sensaciones y aceptar lo que se siente es el primer paso, ya que a muchas personas les cuesta reconocer la presión que enfrentan en su vida diaria.

Posteriormente se pueden emplear técnicas de relajación, meditación o respiración consciente para reducir y regular los niveles de estrés. Sin embargo, es fundamental que estas técnicas se conviertan en un hábito diario para disfrutar plenamente de sus efectos.

Sobre todo, si el malestar se vuelve prominente y hasta cierto punto incapacitante, es aconsejable buscar ayuda profesional. Manejar la incertidumbre, el miedo y las dificultades inesperadas en el proceso de búsqueda de embarazo es un desafío, lo que justifica la necesidad de realizar consultas. Por tanto, no dudes en buscar apoyo.

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